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LA VICTORIA DE ISIS.


La recuperación casi total de la ciudad de Mosul y la batalla de reconquista de Raqqa, capital del autodenominado Estado Islámico, podrían dar indicios del fin sobre el terreno de este estado de facto. Fuera de Siria e Irak se alistan acciones que buscan dar la falsa idea de fuerza y solidez de una estructura militar decadente. Las acciones desesperadas en Marawi, Filipinas, el atentando en Barcelona, la respuesta con coche bomba en Nigeria de Boko Haram, satélite del EI, son actos terroristas que pretenden mediatizar un proyecto militar en desbandada y afianzar la postura de acción bélica global.


El Estado Islámico, aparentemente derrotado, no está en proceso de desintegración, sino en metamorfosis a una nueva etapa de lucha, donde cambian las tácticas y medios. Algunos apuntan a los atentados en Europa como fuegos fatuos de una organización terrorista en descomposición, convencidos que la derrota militar del ISIS en Siria e Irak será el fin de tal escalada de violencia en el viejo continente.


La destrucción de las estructuras militares y administrativas del Estado Islámico no determinará su derrota porque su victoria ya está consumada. Debemos tener en cuenta que la apabullante violencia hacia comunidades musulmanas y de otras denominaciones religiosas (cristianos, yazidies) ha provocado una estampida de refugiados que han cruzado en gran número hacia Europa. La presencia musulmana en la Unión Europea ha aumentado exponencialmente en la última década. Libia en franca guerra civil, los ataques de Boko Haram en Nigeria y “Jamaat Nasr Al islam wa Al mouminin” en Mali y países cercanos fortalece líneas de tráfico humano hacia Europa desde el África Subsahariana. Basta con evaluar las acciones del Estado Islámico y sus aliados para entender que los objetivos principales de sus ataques son las comunidades musulmanas en las cercanías al Mediterráneo y el empuje masivo de estos grupos musulmanes diversos hacia Europa.


Grupos de ultraderecha denuncian la colonización musulmana de la Unión Europea, denominando despectivamente el espacio geográfico europeo como Eurabia, una tierra en transformación demográfica. Con el aumento poblacional y los altos índices de natalidad de la comunidad musulmana deja servida la mesa para enfrentar a los europeos derechistas con los sectores más conservadores de la comunidad islámica europea (nacionales, naturalizados y refugiados). En los ambientes moderados se proponen atraer a la islamofobia los grupos más tolerantes y propensos a la “Integración”, mayoritariamente socialdemócratas y empujar a la radicalización a los musulmanes moderados apáticos ante las doctrinas islamistas.


Los atentados en Europa están dirigidos a socavar la estabilidad relativa de las comunidades islámicas y promover el odio de los europeos receptores. Basta con mirar las tendencias en redes sociales del atentado terrorista en Barcelona para comprender el odio creciente a la comunidad islámica y el reclamo de actitudes a los musulmanes ante acciones terroristas.


El Plan Perfecto ya está dispuesto, aumentar el ingreso de musulmanes a Europa, generar ataques terroristas para potenciar la islamofobia y acciones violentas contra musulmanes. La segregación de los musulmanes europeos antiguos y los recién llegados consolidará los guetos y la diseminación de un semillero de mezquitas radicalistas a lo largo y ancho de Europa. Ante la negativa de empleo aparecerán los emprendimientos sustentados por dólares y euros de dudosa procedencia y crecerá el agradecimiento hacia entidades radicales que emergerán como los guardianes reales de la comunidad desvalida y ciertamente atacada desde estructuras políticas derechistas, nacionalistas y población islamófoba.


La batalla se traslada de Mosul y Raqqa al corazón de Europa, el Estado Islámico está preparado para desaparecer. Mientras los europeos son arrastrados al odio de los musulmanes y su religión, y estos últimos, alejados del radicalismo, terminarán valorando la opción yihadista ante el desamparo de entidades gubernamentales y grupos políticos de presión. Los mecanismos son dispositivos movidos por la pasión y difíciles de controlar. Cada musulmán se vuelve un enemigo en potencia, cada europeo será visto por los musulmanes como racistas deseosos de revancha. Todo está listo, es tan simple como mandar una furgoneta contra un grupo de personas para que estallen los ánimos a nivel continental. Una acción violenta llevará a una respuesta violenta y luego a un círculo vicioso atizado por discursos fascistas al estilo Mari Le Pen. Las páginas de esta historia están por escribirse.

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